El Carisma de la Corporación RCC se manifiesta en cinco Dimensiones:

1°. Oración. 

Vivenciar la oración cristiana en todas sus formas (cf. Zacarías 12,10; Hch.2,1-5; Rom.8,26-27).
SS Juan Pablo II En su Carta Apostólica Novo Millenio Ineunte, hacia el Tercer Milenio, hablando de la importancia de la oración en comunidades dijo:

“Queridos hermanos y hermanas, nuestras comunidades cristianas tienen que llegar a ser auténticas ‘escuelas de oración’ donde el encuentro con Cristo no se exprese solamente en petición de ayuda, sino también en acción de gracias, alabanza, adoración, contemplación, escucha y viveza de afecto hasta el ‘arrebato del corazón’. Una oración intensa, pues, que sin embargo no aparta el compromiso en la historia: abriendo el corazón al amor de Dios, lo abre también al amor de los hermanos, y nos hace capaces de construir la historia según el designio de Dios.

... pero se equivoca quien piense que el común de los cristianos se puede conformar con una oración superficial, incapaz de llenar su vida.  

... Hace falta, pues, que la educación en la oración se convierta de alguna manera en un punto determinante de toda la programación pastoral.

... Cuánto ayudaría no sólo en las comunidades religiosas, sino también en las parroquias, nos esforzáramos más para que todo el ambiente espiritual estuviera marcado por la oración.  ...Lo demuestra la experiencia cristiana de tantos grupos comprometidos cristianamente, incluso con una buena representación de seglares” (Novo Millennio Ineunte Numeral 33-34).

2°. Evangelización-

Realizar una predicación evangelizadora e intensa  hacia los bautizados no evangelizados a nivel familiar, parroquial, diocesano y en la Iglesia en general, como respuesta a los problemas eclesiales regionales y nacionales, ad intra y ad extra de la Iglesia. (Mc. 16,15-18; cf. 1ª.Cor.9,16; Hechos 2,18; 2ª.Tim.2,2; SD 27, Puebla 362). 

3°. Renovación. 

Ser instrumentos en las manos de Dios para cooperar en la Renovación de los miembros de la Iglesia, acogiendo y promoviendo la Doctrina Propuesta por el Concilio Vaticano II. 

Subrayamos según el documento del Concilio Vaticano II, Unitatis Redin-tegratio sobre la reforma de la Iglesia, diez aspectos fundamentales así:

1. Una renovación bíblica (Constitución Dei Verbum).
2. Una renovación litúrgica (Sacrosanctum Concilium).
3. Una renovación de la Palabra de Dios y la catequesis (Dei Verbum).
4. Una renovación de la vida religiosa (Pafectae Caritatis).
5. Una renovación sobre la actividad misionera de la Iglesia (Adgentes Divinitus).
6. Una renovación de la pastoral y espiritualidad matrimonial (Apostolicam Actuositatem).
7. Una renovación del pensamiento social (Gaudium et Spes).
8. La renovación jurídica de la Iglesia (Código de derecho canónico)
9. La renovación del apostolado seglar (Apostolicam Actuositatem).
10. La Renovación en su dimensión institucional y carismática de la Iglesia     (L.G. 4,12; A.A.3)". (Tomado de Unitatis Redintegratio Pg.545).

“El Espíritu Santo es la fuente y el motor de la Renovación de la Iglesia de Cristo”. (S.S. Juan Pablo II. Discurso para clausurar el Congreso Teológico Internacional de Pneumatología. Osservatore Romano, 27 Marzo de 1982.).

Implorar, recibir, vivir y anunciar hoy, para que todos recibamos un “Bautismo en el Espíritu Santo” (cf. Ezequiel 36,25-27 HECHOS 1,4-5; 2,1-4).

Difundir la Cultura de Pentecostés y a la vez ser instrumentos para la renovación espiritual de los miembros de la Iglesia por la acción del Espíritu Santo, que es la fuente y motor de renovación de la Iglesia de Cristo. (Papa Juan Pablo II en la Vigilia de Pentecostés de 2004).

4°.  Formación.    

Impartir la formación cristiana de los nuevos discípulos, servidores, evangeli-zadores, catequistas, apóstoles laicos, agentes de pastoral y misioneros ad-intra y ad-extra, según el mandato de Jesús: “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes… y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado…” (Mt.28,19-20. Cf. 2ª. Tim. 2,2). (Formar seccionales de la Escuela en cada comunidad parroquial. plan de formación).

5°. Misión.          

Despertar la vocación y la acción  de los bautizados para cooperar en la dimensión evangelizadora y misionera de la Iglesia al impulso del Espíritu Santo.
Avivar la dimensión evangelizadora y misionera en las comunidades familiares, educativas, parroquiales, diocesanas y en la Iglesia en general para transmitir la fe cristiana y hacer que todos los pueblos sean discípulos misioneros del Señor. (cf. Juan 17,18; Mateo, 28,19-20; Marcos 16,15-18; Hechos 13.1-3; RM.2d, 2c; Ecclesia in América No. 4.). 

“La comunidad debe ir a la misión, ya que no nos podemos quedar sólo en una etapa de formación, tenemos que vivir el envío que Dios nos hace en el mundo de hoy, ¿lo que recibí en mi formación, tiene que servirme en mi persona, en mi familia, en mi trabajo, en mi barrio, en mi parroquia y en la sociedad? Esto significa poner en práctica todo lo recibido durante la formación” (Mons. Carlos Aguiar Retes).

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